Adrenalina, combate y riesgo

Es de todos sabido que alguna cosa nos invita una y otra vez a buscar esta sensación. Cuando llevamos un tiempo sin navegar, sin sentir el viento propulsarnos en silencio, o las repentinas aceleraciones bajando una ola, algo dentro de nosotros crece y nos recuerda que lo necesitamos.

Sí, es una dependencia…hay que admitirlo. Pero una dependencia sana.

Yo estoy convencido que tenemos la suerte de conocer una via de escape que pocas personas pueden disponer. Nuestra interacción íntima e intensa con una parte salvaje y cambiante del planeta, nos hace sentir más vivos, y más unidos a ella.

Pero siempre me habría gustado ahondar un poco más en el conocimiento del por qué físico y fisiológico de este fenómeno….

Y esta mañana, leyendo Wind Magazine he dado con ello….

Traduzco una pequeña parte de un artículo que encuentro interesante y bien escrito sobre el tema….

«Adrenalina, combate y riesgo

He aquí por qué, la disciplina de olas es tan adictiva. El windsurf en agua plana ya ofrece una buena paleta de sensaciones. El viento que nos empuja o el primer planeo dejan huellas imborrables. El vértigo del primer salto, la aceleración por la pendiente de una ola grande, la impresión de pérdida de control cuando le dás a la espuma…. las olas crean sensaciones fuertes que se parecen a veces al estrés que se siente ante una amenaza, es exactamente lo que se necesita para enviar potentes descargas de adrenalina.

Los Doctores Ansgar Rougemont-Buecking, Olivier Simon y el profesor Jacques Besson del servicio de psiquiatría comunitario de Lausanne han publicado un artículo sobre los deportes de sensaciones fuertes y la adicción que pueden crear.

Según ellos la adrenalina es el primer sospechoso ya que mobiliza todo el organismo para afrontar un peligro. Esta hormona provoca inmediatamente un incremento del ritmo cardíaco, una subida de presión arterial, los bronquios se dilatan y la oxigenación de los músculos y del cerebro mejora, etc.

La adrenalina hace que el cuerpo y el espíritu estén más alerta, un estado que hace que nos sintamos bien y que tienda a hacer olvidar una gran número de preocupaciones. La adrenalina provoca la liberación de dopamina, hormona del bienestar general. Cada sesión puede aportar una recompensa fuerte, y un mecanismo de adicción se activa. «La búsqueda de sensaciones y de novedad, la necesidad de explorar el mundo, la atracción de ver lo que hay más allá del horizonte son los características básicas de la naturaleza humana. La tendencia a exponerse a riesgos representa quizás uno de los principales objetivos de los mecanismos sutiles que se han puesto en marcha en la psique humana a lo largo de la evolución…»

Así pues, si queréis saltar aún más alto, salir en olas aún más grandes, y descubrir nuevos spots, es que sois humanos. Y que el windsurf en las olas está bien situado en la evolución, solo falta encontrar tu spot.»

 

Texto: Jean Siouville

Wind Magazine 424, Octubre 2019.

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